sábado, 26 de septiembre de 2009

Quemar las naves

(Perdón por la mala compaginación de éste y otros escritos. Los originales no son así. Pero pese a las múltiples pruebas realizadas, no logro que me queden bien. En éste, no he sido capaz de suprimir el excesivo espaciado posterior.)


Quemar las naves contra el conformismo.

No resignarse a la medianía.

Gritar con fuerza: “¡Elegí mi vía

y avanzaré rebosando optimismo!

He desechado la vil apatía.

La confianza en mi esencia guía

mi firme paso para ser yo mismo.



Quemar las naves contra la rutina.

El: “es igual”, el: “da lo mismo”, el: “¿para qué?”,

el: “siempre se ha hecho así”, el: “yo ya sé

que nada cambiará”… ¡Basta! ¡Termina!

Saco coraje y me mantengo en pié.

El pasado es pasado que ya fue.

Y el futuro radiante se avecina.


Pero…

Quemar las naves es tarea dura.

Transforma el alma, las raíces saca

y al pasado de calma, lo machaca.

Hay que avivar el paso con premura.

Ya no se puede seguir en la hamaca.

Con valentía y decisión ataca

para salir de la prisión oscura.


Quemar las naves cuando ves que sobran.

Cuando ya no son naves, si no lastre.

Cuando su objetivo es dar al traste,

con el progreso de las buenas obras.

Cuando son el pasado que dejaste.

Cuando materializan el desastre.

Cuando dañinas son, hasta sus sombras.




Quemo las naves. Ya llegó la hora.

Lo que no sirve debe perecer.

Mi voluntad se afirma en disponer

de mi presente en el aquí y ahora.

Éste es el momento del Poder.

Prendo la llama y que empiece a arder

la gran hoguera vivificadora.



Arden las naves y aún más se marchitan.

Lenguas de fuego con pasión reclaman,

los restos del pasado. Que se inflaman,

y en volutas de fuego precipitan.

Son frustración y angustia que se llaman,

cual ascuas rencorosas se derraman,

dejando de existir, mientras crepitan.



Ardieron naves, fantasmas y muerte.

Glorioso renacer ya vislumbrado

al alejarse el humo envenenado.

Tan solo queda la ceniza inerte.

La que el Sagrado Fuego ha reciclado.

La experiencia vital que ha madurado

para un futuro espléndido ofrecerte.


Ángel Agüeras

Buenos Aires, 24 de enero de 2007

y Salvador de Bahía, 16 de febrero de 2007

2 comentarios:

Anónimo dijo...

de vez en cuando, la vida nos pone delante gente maravillosa...y tener la posibilidad de leer tus escritos y de conocerte en persona...siento que es un regalo que valorare y atesorare siempre.
un abrazo...
laura g (de el baobab ;) )

Àngel Agüeras dijo...

Y leer esos elogios, anima a seguir adelante. Muchísimas gracias.