domingo, 27 de septiembre de 2009

El bailarín gordo

Su espíritu se nutre de ritmo y melodía.

Es simpático, noble, activo, inteligente...

Practica actividades que integran cuerpo y mente.

Tan solo algo no encaja. Es su fisonomía.


Es bajo, regordete y no se siente ágil.

Pero quiere bailar y vestirse la malla.

No importa que en las tiendas le cueste hallar su talla.

Hay que mimarse más. Por eso. Por ser frágil.


El oso entre las ninfas, han llegado a decirle.

Otros le recriminan: “Donde va la ballena.”

Él responde sereno con su sonrisa plena:

“Me ha llamado la vida. La puerta voy a abrirle.”


Le falta agilidad. Pues... le sobra constancia.

¿Poco grácil y esbelto? “Mucho” firme y seguro.

Emplea lo que tiene. Lo refina aún más puro.

La calma es placidez y la pausa elegancia.


¿Qué más puede pedir quien eso deseó?

Sereno complemento a la etérea belleza.

Armonía, equilibrio. Ya es la última pieza.

La piedra entre los juncos, del jardín que creó.


Àngel Agüeras

Buenos Aires, 15 de marzo de 2003

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